RELATOS DEL VIAJE DE LA MUERTE II
Carmen, una mujer de 42 años, hizo un préstamo bancario para poner un negocio, pero fracasó en su intento de ser una comerciante. Así que quedó con una deuda exhuberante. Los acreedores todos los días la agobiaban cobrándole, pero ella no podía pagarles, así que decidió huir al norte. De esa manera, sin que su esposo y sus tres pequeños hijos varones lo supiera se marchó.
Dejó una nota en la que decía: "Me voy, no puedo más. Pronto les llamaré, cuando haya llegado a los Estados Unidos. Los amo".
Carmen nunca se imaginó que el viaje que emprendió era el de la muerte. Pronto se dio cuenta que irse de casa no fue la mejor decisión, pues encontrándose con otras personas cuyo destino era llegar al "país de las oportunidades" sufrió mil cosas.
En una noche, mientras se disponían a descansar un poco en medio de la nada (en Chiapas, México), a la luz de la luna, una banda de delincuentes se les acercaron y con arma en mano les pidieron todo lo que andaban. De manera que Carmen y todos los demás fueron despojados de sus pocas pertenencias y dinero. Pero Carmen corrió la peor suerte de todos y todas, pues la llevaron un poco lejos de los demás, y tres de los delincuentes le quitaron la ropa a la fuerza y la violaron en repetidas ocasiones cada uno de los tres.
Desnuda, desangrada y sin poder pararse de lo dañada que la dejaron estos malhechores, los demás compañeros de viaje la dieron por muerta y a la mañana siguiente la abandonaron.
Llegada la tarde, pudo incorporarse, tomó parte de su ropa rota, se la puso y caminó sin saber en qué dirección iba. Para disipar un poco toda la trsiteza, encontró esperanza en otro grupo de personas que también tenían como objetivo llegar a USA.
Después de dos largos y soleados días de caminar incesantemente, junto al grupo, llegó al lugar donde debían abordar el tren.
Ella aun seguía muy dañada producto de la violación que sufrió, pero debía subirse al tren; así que tomó fuerzas y corrió, pues el tren ya estaba en marcha. Cuando intentó agarrarse de los barrotes del tren, su pie resbaló y cayó en los rieles del tren, mientras caía como en cámara lenta, recordaba el día de su boda y los momentos felices que pasó con su esposo y sus hijos.
El vagón de atrás, en cuestión de 2 ó 3 segundo le pasó encima de su caja toráxica arráncandole la cabeza. Su cuerpo, según cuentan los que vieron, se estremeció por dos minutos sin la cabeza.
Espero lo pienses dos y mil veces más en irte del país, pues ese viaje es el de la muerte, o al menos logres persuadir a que otros no se vayan.
Carmen, una mujer de 42 años, hizo un préstamo bancario para poner un negocio, pero fracasó en su intento de ser una comerciante. Así que quedó con una deuda exhuberante. Los acreedores todos los días la agobiaban cobrándole, pero ella no podía pagarles, así que decidió huir al norte. De esa manera, sin que su esposo y sus tres pequeños hijos varones lo supiera se marchó.
Dejó una nota en la que decía: "Me voy, no puedo más. Pronto les llamaré, cuando haya llegado a los Estados Unidos. Los amo".
Carmen nunca se imaginó que el viaje que emprendió era el de la muerte. Pronto se dio cuenta que irse de casa no fue la mejor decisión, pues encontrándose con otras personas cuyo destino era llegar al "país de las oportunidades" sufrió mil cosas.
En una noche, mientras se disponían a descansar un poco en medio de la nada (en Chiapas, México), a la luz de la luna, una banda de delincuentes se les acercaron y con arma en mano les pidieron todo lo que andaban. De manera que Carmen y todos los demás fueron despojados de sus pocas pertenencias y dinero. Pero Carmen corrió la peor suerte de todos y todas, pues la llevaron un poco lejos de los demás, y tres de los delincuentes le quitaron la ropa a la fuerza y la violaron en repetidas ocasiones cada uno de los tres.
Desnuda, desangrada y sin poder pararse de lo dañada que la dejaron estos malhechores, los demás compañeros de viaje la dieron por muerta y a la mañana siguiente la abandonaron.
Llegada la tarde, pudo incorporarse, tomó parte de su ropa rota, se la puso y caminó sin saber en qué dirección iba. Para disipar un poco toda la trsiteza, encontró esperanza en otro grupo de personas que también tenían como objetivo llegar a USA.
Después de dos largos y soleados días de caminar incesantemente, junto al grupo, llegó al lugar donde debían abordar el tren.
Ella aun seguía muy dañada producto de la violación que sufrió, pero debía subirse al tren; así que tomó fuerzas y corrió, pues el tren ya estaba en marcha. Cuando intentó agarrarse de los barrotes del tren, su pie resbaló y cayó en los rieles del tren, mientras caía como en cámara lenta, recordaba el día de su boda y los momentos felices que pasó con su esposo y sus hijos.
El vagón de atrás, en cuestión de 2 ó 3 segundo le pasó encima de su caja toráxica arráncandole la cabeza. Su cuerpo, según cuentan los que vieron, se estremeció por dos minutos sin la cabeza.
Espero lo pienses dos y mil veces más en irte del país, pues ese viaje es el de la muerte, o al menos logres persuadir a que otros no se vayan.
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