En medio de la globalización como mecanismo uniformador, el periodismo ha perdido ese toque de versatilidad que le caracterizaba hace algunos años: Si en la actualidad monitoreamos algunos medios y analizamos una misma noticia, nos damos cuenta de que están estructuradas y enfocadas de forma similar; es decir, que existe una convencionalidad en su contenido, enfocada a proteger a los sectores más pudientes, quienes son los que en verdad controlan las riendas de una sociedad determinada. Con ello, esta profesión se ha convertido en un medio reproductor de los intereses e ideales de la clase dominante. Lastimosamente, los periodistas ya no cuentan con el profesionalismo suficiente como para brindar una información correcta sobre los acontecimientos. En cualquier medio bien sea radio, televisión o escrito, se presentan perspectivas de los hechos y no su verdadera naturaleza, lo que provoca que el público se forme un criterio difuso, que lejos de informarlo lo aliena. Esta situación se ve en cualquier parte del mundo, por lo que nuestro país no se escapa de ello. En la mayoría de los medios de comunicación podemos ver cómo inescrupulosamente se tergiversa la información y cómo se ocultan algunos hechos. Muchos de ellos se prestan a este juego, porque son sobornados económicamente por los más poderosos, para que presenten solo la información que beneficie a estos últimos, o porque son suyos. Grandes cantidades de dinero reciben estas empresas, a cambio de publicidad, la cual es la piedra angular por la que subsisten. No se pueden prestar, por tanto, a informar de modo negativo sobre quienes les proporcionan el sustento. Los intereses políticos, asimismo, no se quedan atrás; pues en más de una ocasión los medios de comunicación son fieles aliados de los Gobiernos, que a cambio de que estos transmitan información que les favorezca, les reducen los impuestos, y los protegen mediante leyes. Además, La objetividad que dicen promulgar nuestros medios es solo una cortina de humo, que pretende hacer creer a la población que ellos trabajan para mantenerlos enterados de los hechos tal y como suceden. La ausencia de esta cualidad se refleja claramente cuando nos informan sobre un hecho al decirnos lo que provoca y no los motivos por los cuales surge. ¿Entonces? ¿Se puede hablar de objetividad? La verdad…no. Esta situación debe cambiar para que esta profesión se dignifique, con el objeto de que se convierta en una herramienta útil para la población. Se debe optar por hacer un periodismo destinado a mostrar la verdadera cara de la realidad, que profundice y oriente de manera correcta sobre lo que en rigor sucede en nuestro entorno social. Pero para ello, es importante que las empresas de comunicación radial, televisivas y escritas trabajen en consciencia; esto es, que dejen sus intereses atrás y comiencen a informar a ultranza, para que sean reconocidas como tal. Aunado a lo anterior, es importante que los periodistas tengan ética; deben, pues, someterse a algunos parámetros para que trabajen en función de la profesión y no de sus pretensiones; deben rechazar todo tipo de ofrecimientos, y más bien, tienen que enfocarse a ser los portadores de la verdad. Todo ello, sin embargo, parece quimérico; dado que los medios tendrían que renunciar a los múltiples beneficios que reciben por parte de los sectores dominantes. Pero no está de más sacarlo a relucir; tal vez algún día se dan cuenta de que su papel dentro de la sociedad ha de estar encaminado a garantizar el derecho de información, que por ahora es solo una ilusión que parece estar distante de ser posible. Es importante también que como ciudadanos nos preocupemos por investigar y leer, pues solo así tendremos más conciencia sobre el papel de los medios de comunicación. Es necesario, pues, que dejemos de verlos como los poseedores de la verdad absoluta, y que nos formemos un criterio que nos ayude a desenmarañar lo que en realidad se oculta en la información. A fin de cuentas, el periodismo debe experimentar un cambio profundo, a efectos de que genere más confianza y credibilidad entre la gente.
Las bestias nunca son protagonistas
-
Como en toda película, obra de teatro o cuento, las bestias o malos nunca
son los protagonistas. Ellos siempre juegan un papel secundario para que el
buen...
0 comentarios:
Publicar un comentario