España está reclamando que se aplique justicia a los militares involucrados en el asesinato de los jesuitas y sus colaboradoras en noviembre de 1989. En El Salvador se respira un ambiente de pugna porque ARENA acusa a España de intromisión y al gobierno salvadoreño de tener intereses políticos y crear una cortina de humo para los problemas que enfrenta el país. No obstante, el FMLN dice que en este caso nadie puede sacar una raja política. Aparte de estas opiniones: ¿Es comprensible que España siga reclamando justicia en este caso?
El problema en este caso no es conocer la verdad sobre lo que sucedió, pues la Comisión de la Verdad lo aclaró explícitamente, y todos lo sabemos perfectamente. El problema aquí es determinar si es o no legal la reapertura del caso.
La opinión está dividida, ARENA acusa a España de intromisión y argumenta que no puede ser posible la extradición de estos militares porque solo su propio pueblo conoce con detalle los acontecimientos y por lo tanto sólo él puede juzgar. Añade que un principio universal dice que no se puede juzgar a una persona dos veces por un mismo delito, y que en El Salvador ellos ya han sido juzgados. Asimismo señalan al gobierno de tener interés en este caso y crear una cortina de humo para desviar la atención de los principales problemas de nación.
Por otro lado, tenemos la opinión del FMLN que se defiende diciéndo: "Aquí nadie puede tener intereses políticos". En este escenario también aparece Monseñor Escobar Alas opinando: "No nos oponemos, estamos a favor de la justicia y la verdad, aunque hayamos perdonado este hecho..."
Ante todas estas opiniones, lo que sigue en juego es la justicia que aun está en deuda con los jesuitas y sus colaboradoras. Sigue en deuda porque en su momento "la justicia salvadoreña", por presión internacional, procesó a estos militares, pero al estudiar ese juicio, se puede observar que tuvo muchas irregularidades, tanto así que se puede concluir en que dicho juicio fue tan solo una pantomima para acallar la sed de justicia de los salvadoreños y la comunidad internacional interesada en este caso.
Si aquel juicio fue tan solo un acto de fachada, es comprensible que España siga exigiendo la reapertura del caso jesuitas y sus colaboradoras.
¿Qué opinan los lectores?
Ezequiel Barrera
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